Votar en blanco, votar nulo, no votar...


Llegan otras elecciones más, como tantas otras, pues esta forma de “democracia” ya casi monopoliza nuestras vidas. Ahora tenemos elecciones para todo, y no solo las clásicas elecciones generales y locales; nos hacen votar también para el parlamento europeo y lo que es incluso más grave, para elegir representantes en los comités de empresa.

Pero ante todo esto, mucha gente que no está de acuerdo con el sistema representativo o con su situación actual, sea por las razones que sea, entra en la duda de que debe hacer ante las votaciones. Algunos dicen que lo que hay que hacer es votar en blanco y que esos votos se tengan en cuenta para dejar escaños vacíos, otros hablan de votar nulo como forma de protesta y por último se habla de abstención activa como rechazo al sistema. Para alguien que no se haya parado a pensar detenidamente sobre ello, las tres opciones pueden parecer, a simple vista, tan válidas unas como otras, por lo que lo mejor será analizarlas una por una.

EL VOTO EN BLANCO

Consistente en no incluir ninguna papeleta en el sobre, es la opción oficial de protesta, pues se contabilizan como “válidos”. Aunque influyen en la criba de partidos minoritarios, no influyen en el reparto de escaños, ya que no se consideran representativos, hasta el punto de que, en el estúpido caso de que hubiese más de un 90% de votos en blanco y sólo el partido “X” superase el porcentaje mínimo de votos para obtener representación, todos los demás partidos serían eliminados y el partido X obtendría todos los escaños. Existe sin embargo, una plataforma oficial, que actúa de manera representativa, presentándose como un partido, pero con la premisa de no ocupar ningún escaño de los que consiga.

Una protesta democrática no es una protesta contra la democracia

Esta opción es, sobre el papel, una opción válida, pues muestra un deseo expreso de protesta contra el sistema que otras no pueden mostrar tan claramente. Además, si se hace de manera institucionalizada, puede llegar, a través de una representación (o no representación mas exactamente) a una imposibilidad de crear mayorías y demás, echando abajo el funcionamiento normal del parlamento. Sin embargo, tiene un “pequeño” inconveniente: si lo que reivindicamos es que no estamos de acuerdo con que nos representen y votamos para que la “protesta” esté representada, estamos siendo cuanto menos, incoherentes con nuestras reivindicaciones, ya que lo que hacemos es legitimar la representación en si misma, aunque no estemos de acuerdo con los personajes.
Consiste en no votar y organizarse de manera horizontal paralela al sistema. El inconveniente que presenta es que contra esta práctica puede aplicarse el argumento de que la gente no vota por pasotismo, porque hacía mal tiempo, o buen tiempo, etc. Ciertamente, pueden usar cualquier excusa para justificarlo. Pero la realidad es que, aunque no se vote por vagancia, la razón de no votar es no creer en el sistema, ya que si de verdad crees que alguien debe representarte, irías a votar.

Votar nulo o no votar no sirve para nada en sí mismo

El hecho de votar o no votar de una manera o de otra, no nos va a dar nada, pues es un simple gesto que puede ser manipulado por el poder, de la manera que éste estime oportuna. Lo único que realmente sirve para luchar es organizarse aparte del sistema democrático, sin líderes ni vanguardias, porque el parlamento no nos va a dar la libertad por boicotear las elecciones, nadie nos va a dar nada ni debemos esperar que nadie nos lo dé.

Nuestra emancipación será obra de nosotres mismes o no será

Juventudes Anarquistas de León (FIJA)
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