Sobre la necesidad de la "unidad"

En el número 4 de “Orgullo Obrero”, órgano de los RASH de León, aparecía un artículo que, bajo el título de “Unidad”, hacía apología de abandonar viejos “dogmas” para crear las bases de un trabajo en común. Cualquiera que haya revisado nuestro órgano de expresión puede haber comprobado que somos defensores de la coherencia con los Principios, Tácticas y Finalidades del Anarquismo y que para nosotres el tema de la unidad entre individuos de diferente ideología es inexorablemente un camino avocado al fracaso, quizá no a corto pero sí, ineludiblemente, a largo plazo.

No estamos hablando, por nuestra parte, de las divergencias que existieran en el siglo XIX entre las tendencias de Bakunin y Marx para hacer, en base a ellas, una necesaria fragmentación en lo que el RASH de León ha convenido en llamar “izquierda revolucionaria”, sino que estamos hablando de una incompatibilidad en Principios y Tácticas que hace inviable cualquier forma de “unión”, al menos de forma revolucionaria, claro está.

Quizá sea necesario, para empezar a entendernos, aclarar que el concepto de izquierda proviene de la burguesía francesa que empezaba a alcanzar cotas de poder en el Parlamento tras la Revolución francesa. Es por ello que el Anarquismo, férreo opositor a cualquier forma de delegación, no puede considerarse como parte conformante de esa supuesta izquierda, ni de ninguna otra.

Quizá haya algunos elementos, dentro del Movimiento Libertario, o incluso dentro del movimiento anarquista, que vean con simpatía algunas de las opciones que se conforman dentro de lo que se da en llamar la izquierda política. Esto para nosotres es una forma sesgada de entender el Anarquismo, porque si bien en la Finalidad de las tendencias anarquista y marxista pueda haber elementos comunes, nosotres creemos que los Principios y las Tácticas no son elementos separados de aquella. Es esto que nos hace entender que, pese a todo, el anarquismo y el marxismo, en sus diferentes variantes, no tienen nada que ver.

Para nosotres, el camino a seguir es una línea recta, es decir, entendemos de esta forma que diferentes funcionamientos nos llevan a diferentes finalidades. No estamos hablando exclusivamente en un plano teórico, sino que la historia demuestra esto que decimos. Para el Anarquismo, el fin nunca justifica los medios; sin embargo, para el marxismo sí. De esta forma, el marxismo, a través de una compleja elaboración teórica, defendía que la Dictadura del proletariado conllevaría automáticamente, como última fase del comunismo, a su propia desaparición. Esta extraña forma de alcanzar una sociedad comunista defiende que la libertad sólo puede salir de su contrario, la autoridad, y separa su Finalidad de su Táctica. A pesar de que la historia, a diferencia de las especulaciones hegelianas, nos demuestra que la autoridad sólo conlleva la necesidad de más autoridad.

Con esto queremos decir que hay una diferencia elemental entre anarquismo y marxismo, y es el método, el funcionamiento, la propia puesta en práctica, algo que afecta en el día a día. Las pequeñas reformas o los pequeños avances, como puede ser una “unión antifascista”, para el anarquismo no significan nada sino van en la dirección correcta, la que busca liberarnos de todas las formas de autoridad.

ALGUNOS PUNTOS DEL MARXISMO

El marxismo se ha diferenciado por su gran rigidez, y su propio nombre lo indica ya que marxismo vendría a significar algo así como la religión de Marx, algo similar al cristianismo por ejemplo. Es más, la historia del marxismo demuestra que todas sus escisiones o divergencias teóricas devienen de las diferentes interpretaciones de la “magna obra del maestro”. Hay además una serie de características propias del marxismo, que lo oponen al anarquismo (frontalmente, sin capacidad de fusión con batidora), como por ejemplo el centralismo frente al federalismo (como forma de unión) o de la disciplina frente a la responsabilidad.

Y en esto último queremos hacer hincapié, es muy conocida la importancia de la disciplina dentro de las Organizaciones marxistas, no hay más que analizar, por ejemplo, el estudio “Qué debe ser un joven comunista” del Ché Guevara. Y no podía ser de otra forma, porque cuando un autor, como Marx, pretende, con su obra, dejar terminada la evolución de la sociedad, a sus fieles seguidores no les queda otra que asumir su papel y ajustarse a lo indicado por él, o por aquella “vanguardia del proletariado” que le diga cuál es el camino a seguir, ya que la “ingente masa de trabajadores”, por sí sola, no puede alcanzar a comprender la exquisita sabiduría contenida en el comunismo científico.

SUS CONTRARIOS: ALGUNOS PUNTOS DEL ANARQUISMO

Por otro lado, el anarquismo hace uso de la responsabilidad, a diferencia del marxismo, porque para nosotres las actividades de los individuos sí tienen un potencial importantísimo a la hora de determinar el desarrollo de una sociedad, es más, es el único factor determinante, el resto de factores son secundarios. Para el marxismo, sin embargo, el único factor determinante es el desarrollo económico.

Además, está el aspecto federativo del anarquismo. Que no es sólo una propuesta de organización social para una futura sociedad sino que es la articulación bajo la que se cimientan las Organizaciones libertarias. Esta articulación requiere, por la forma de entender el federalismo que tiene el anarquismo, el federalismo libertario, que todas las propuestas y todas las acciones, es decir toda la teoría y toda la práctica, partan de las bases, algo opuesto al funcionamiento real de las Organizaciones comunistas, donde toda la teoría parte, en última instancia a lo sumo, de los Comités, es decir, desde arriba.

CONCLUSIONES

Creemos que el principal error que comete la gente del RASH, o el autor del artículo, es considerar que todes aquelles que valoramos las ideas del anarquismo, lo hacemos de una forma abstracta, para discutir sobre textos antiguos que, según elles, ya no tienen validez alguna. Sin embargo, para nosotres, los textos de nuestra ideología no son complejos diccionarios a los que acudir para encontrar la fórmula perfecta, como para algunos parecen ser las obras de Marx, sino que los textos, como por ejemplo “El Apoyo Mutuo” de Kropotkin, que elles mismes citan, son una explicación, en este caso científica, de nuestra práctica. Pero, para nosotres, ambos son igual de importantes.

La cita con que terminan el artículo (Valeriano Orobón Fernández, “La Tierra”) no podía ser más cierta: “La realidad del peligro fascista en España ha planteado seriamente el problema de unificar al proletariado revolucionario para una acción de alcance más amplio y radical que el meramente defensivo”. Lo que pasa es que la revolución española no tuvo como único enemigo al fascismo, sino que las democracias occidentales, la dictadura oriental y las fuerzas políticas de la izquierda española jugaron papeles decisivos como elementos contrarrevolucionarios en 1937.

Nosotres, como militantes que también somos de la CNT, no tenemos problema en compartir luchas en ella con individuos de diferentes ideologías, siempre que no intenten desviarla de lo que significa como Organización anarcosindicalista, pero lo hacemos con unos Principios, Tácticas y Finalidades que nos llevan al Comunismo Libertario. El Anarquismo no es sólo un fin, es un camino. Y ya el propio Kropotkin lo tenía muy claro: “tal principio de organización social y política [la anarquía], no debe quedar supeditado a un tiempo futuro, sino que sólo aquellas transformaciones en nuestra organización social que estén de acuerdo con ese doble ideal planteado [comunismo y libertad], y que suponen un acercamiento al mismo, pueden cambiar el modo de vida y suponen un beneficio para el bienestar común.”

Incluso, para nosotres no es casualidad que una gran parte de los miembros del RASH de tendencia comunista esté además en Organizaciones políticas comunistas. Es una clara puesta en práctica de una estrategia comunista que Andreu Nin, por ejemplo, manifestaba claramente en el artículo “El proletariado español ante la revolución”: “Nuestra misión esencial debe consistir en conquistarnos a las masas (...) cuando falta en España un gran partido comunista, cerebro y brazo de la revolución.” Esto significa que el RASH, y cualquier Organización que apele a la unidad, aunque no suponga de manera formal un elemento dependiente del Partido Comunista, se constituye como un brazo más de éste. Y esto queremos que sea una llamada a los elementos anarquistas de éstas Organizaciones.

Terminamos, como hacían ellos, con una cita; de Diego Abad de Santillán que, en su artículo “El Anarquismo, la guerra y la Revolución”, decía: “En holocausto a una unidad falsamente interpretada y falsamente ejecutada, hemos sacrificado nuestra personalidad revolucionaria y libertaria colectiva. (...) Las líneas de diferenciación se han descolorido, se han vuelto tan borrosas que no sabemos dónde comienza nuestro movimiento, nuestro ideario y dónde comienzan los partidos y Organizaciones cuyos objetivos finales y cuyos métodos nunca hemos querido compartir y nunca podremos compartir, porque equivaldría a sellar nuestra propia anulación”. Nosotres tenemos claro que la ambigüedad que mostró el Movimiento Libertario hacia la “lucha” política antes y durante la Revolución española de 1936 supuso las bases que fraguaron finalmente, junto a otros factores ajenos a éste, el fracaso del movimiento colectivista y revolucionario.


Juventudes Anarquistas de León (FIJA)
Para ver correctamente esta página utilizar Mozilla Firefox