Editorial

Una vez más, el Estado muestra su cara más violenta; en las calles de Grecia, en la valla de Melilla, en las comisarías de Gijón, en Gaza… Lamentablemente un amplio número de medios de comunicación (también alternativos) sigue haciendo referencia de todos estos sucesos como hechos puntuales y excepcionales; el gran número de actos convocados por todo ello más que indicarnos una protesta, que también, parece indicar un oportunismo, lamentablemente no sólo de los partidos de siempre. No queremos criticar desde aquí toda la lucha llevada a cabo, porque siempre hay que estar en la calle; pero eso: siempre. El Estado es opresor, y “mientras haya Estados habrá guerras” y violencia, porque éstas son inherentes en aquel y necesarias para su desarrollo; la servidumbre poca veces es voluntaria sino a tenor del miedo.

El oportunismo es más un factor de desarrollo de los partidos comunistas, que no tienen otra que aprovechar situaciones extremas del capitalismo para dar lugar a un discurso que sin ellas no tendría cabida, ya que el contenido viene a ser el mismo. Vemos oportuno en estos momentos introducir el debate sobre algunos aspectos “frentepopulistas” como suelen ser en estos tiempos el presismo y el antifascismo. No todos los presos, ni todos los antifascistas, por el hecho de serlo son nuestros compañeros. La lucha contra la cárcel y contra el fascismo no tiene sentido para nosotros sino es entroncada en algo mucho más global como es la lucha por la anarquía; y ahí, y sólo ahí, es donde tenemos que encontrarnos.

Salud y Anarquía
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