EDITORIAL
Vivimos en un sistema que todo lo envenena y a todo se agarra con tal de mantener su podrida existencia. La psicología por él impuesta no se salva; psicología tan de moda en estos tiempos que corren; en los que les niñes ya no corren, porque al que lo hace le diagnostican hiperactividad y se le droga para “tranquilizarle”; y al que no acata las ordenes de sus “mayores” le diagnostican rebeldía y le administran también la droga correspondiente para “ayudarle a obedecer”.
Es una psicología dedicada a esconder síntomas, pero que no busca cura para la enfermedad; que en lugar de solucionar la depresión en sus causas, se dedica a “aliviar” sus consecuencias con antidepresivos que causan otros trastornos que se tratarán con el mismo procedimiento, trasformando la ciencia en un negocio masivo de mercancía médica.
De una psicología puesta al servicio de los intereses del Estado, que transforma una necesidad humana, como es el conocer como funciona nuestra mente, en algo turbio y dirigido, no puede esperarse nada bueno ni objetivo, pues es lógico que todas las conclusiones estén encaminadas a preservar el sistema reinante, como por ejemplo el conocido síndrome de Estocolmo, que tanto gusta de ser aplicado en las situaciones extraordinarias, como puede ser atracos con rehenes o secuestros, pero que ningún “especialista” parece reconocer en los comportamientos diarios de los “buenos ciudadanos”, como son la obediencia a la autoridad, o la legitimación del Estado o del sistema de salarios. Estado, sistema del salario y autoridades que son autenticos secuestradores de la libertad de los individuos, de su tiempo e incluso de su vida en muchos casos (accidentes laborales, violencia policial, suicidios, etc.).
Este suplemento trata de difundir las ideas alternativas en torno a la psicología (contra-psicología), a la vez de servir de denuncia y alarma sobre lo que es realmente la psicología actual y sus consecuencias. Sirviendo de base a un conocimiento mucho más amplio que puede profundizarse a través de las bibliografías consultadas y extrapoladas.
Salud y Anarquía
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