Sobre la piratería en las costas de Somalia

Desde el conocido caso del Alacrana, se nos presentan contínuamennte a través de los mass media ataques de supuestos “piratas somalíes” a pesqueros españoles, que, eso si, llevan bandera de otros estados (p.ej: Seychelles). Con esto se nos intenta influir constantemente para que aprobemos el armamento en los pesqueros, el incremento del número de mercenarios del estado que patrullan allí etc.

Aún así y pese a la gran cantidad de información que recibimos por uno u otro medio vemos un claro intento de desinformarnos1 sobre el tema, ya que si bien se nos habla largo y tendido sobre la piratería en esas costas, poco o nada se nos dice sobre otros aspectos de la zona como la situación de los somalíes, sus medios de subsistencia, etc.

Así pues, aparecen muchas preguntas lógicas e importantes que debemos plantearnos, por ejemplo: ¿Por qué hay barcos españoles pescando en el Índico? ¿Con qué derecho lo hacen? ¿Cuál es el coste de las medidas de “protección” que hay desplegadas en esas aguas? ¿Tiene alguna consecuencia sobre el medio de supervivencia de alguien? ¿Quiénes son les “piratas” de Somalia?

Lo propio es empezar por la situación en Somalia. Está situado en el “Cuerno de África” y se trata de uno de los estados más pobres del mundo, situación en gran parte propiciada por la intervención de los estados más ricos, que en el terreno económico atribuyen al país una relación de deuda externa de más de 2500 millones de dólares, y en el político han promovido varias guerras civiles en las últimas dos décadas. Actualmente se encuentran bajo un gobiérno títere impuesto por la ONU (o “reconocido” según dicen).

La población de Somalia se dedica fundamentalmente a la ganadería nómada y seminómada, excepto por las zonas fértiles del sur, donde predomina la agricultura. Se calcula que la población urbana no llega al 10%. Junto a la deuda externa que tiene el país, unos medios de producción tan limitados dejan claro que la situación en la que se vive en Somalia es de escasez y miseria.

Tras el mencionado periodo de guerras civiles y aprovechando la ausencia de guardacostas, una multitud de barcos de pesca empezó a faenar en las aguas frente al país de Somalia, incluidas sus aguas territoriales. En 2005 se calculó que pescaron allí unos 800 barcos de distintos países, muchos de ellos europeos y, más específicamente, españoles. Se estima que los ingresos generados durante un año por esta pesca extranjera ilegal ascendía a 450 millones de dólares. El resultado fue la rápida disminución de unas reservas pesqueras que eran el principal recurso para las comunidades de pescadores del país.

Todos esos millones de dólares en beneficios de la pesca ilegal en las Costas de Somalia (y no sólo en Somalia sino también en toda la costa africana cercana al cuerno de África como es el caso también de las costas de Kenia), han revertido precísamente en los mismos estados que mantienen la deuda externa.

Este doble robo sería ya por si solo suficientemente significativo de las actitudes y comportamientos de la economía globalizada, pero es que no queda ahí la cosa, ya que, no conformes con ahogar económicamente al que no puede pagar, y quitarle uno de los recursos base de la supervivencia de muches, los estados explotadores de este territorio decidieron que era legítimo patrullar la zona con sus fragatas para que no les pasara nada a “sus” pesqueros mientras saqueaban y diezmaban los caladeros. Es necesario puntualizar aquí que al final acaban sufriendo el conflicto los propios trabajadores y eso no nos parece defendible aunque no sea el objetivo de los piratas causar daño a los trabajadores sino más bien cobrar de lo “robado”2.

Esta actitud, siempre propia de los estado, defendiendo al fuerte y aplastando al débil se ve en éste y en otros muchos casos exportada (o más bien globalizada) hacia los paíse más deprimidos, Como puede observarse a poco que pensemos, les militares que “protegen” esos mares, no son financiados con el dinero que se obtiene de la pesca ilegal, o dicho de otro modo: las empresas que pescan en esas aguas se llevan el beneficio y los impuestos con los que se las grava, no cubren, ni de lejos, los gastos que ocasionan a las arcas de los estados.

El beneficio para el estado, no es pues económico3, es un interés puramente de dominancia y poder. Es el interés del poderoso de mantener su hegemonía y aumentar su control sobre el mundo caiga quien caiga.

Queda pues aclarar ahora el quién “directo” de la cuestión: “los pirtas somalies” por un lado, y los trabajadores de los pesqueros por otro.

Los primeros que, pobremente armados y en miseros botes, “asaltan” pesqueros en las costas de Somalia, son, en su mayoría pescadores de la zona que ya no tienen que pescar. Puede decirse que son, y así se autodenominan muchos de ellos, “guardacostas voluntarios” que estaban hartos de ver grandes barcos de pesca arrasar con los caladeros impunemente mientras ellos pescaban cada vez menos (o nada). Es eso con toda seguridad lo que les impulsó a pasar a la acción.

Al otro lado y como víctimas directas de los asaltos están los trabajadores de los pesqueros que son secuestrados junto con los barcos a la espera del rescate, sin ser totalmente responsables del daño que se hace tanto al ecosistema marino como a las personas que allí viven. No totalmente responsables ya que la mayor parte de la responsabilidad es sin duda de los dueños de los barcos, si bien el que a eso presta su fuerza de trabajo ha de asumir la responsabilidad que le toca, como sería el caso de quien trabaja fabricando vainas para balas, el que trabaja en una central nuclear o el que fabrica piezas para un avión mlitar.

Lo que queremos denunciar con este artículo son los ejectos que la globalización en sí misma ya que parece que merecen más atención unas acciones puntuales que el lento proceso que ha llevado a millones de personas a la más absoluta pobreza y explotación inhumanas.

Sin embargo, este es un hecho plenamente aceptado en el gran mercado internacional, y poco menos se puede esperar cuando la única ética es la del capital y el poder (si es que puede considerarse ética alguna), poco o nada importa el sufrimiento humano.

De cada une depende rechazar que ésto continúe y de todes depende organizarnos para ehcar abajo este sistema que a todes explota, aunque sea a unes más que a otres.

Juventudes Anarquistas de León (FIJA)

Para ver correctamente esta página utilizar Mozilla Firefox