El fin de las cárceles es el fin del presista

En los últimos años, en nuestros medios, se ha venido hablando constantemente de preses en lucha, de huelgas de hambre, de rebeldes sociales, de reivindicaciones (la abolición del FIES y tres más, que sabemos os las sabéis de carrerilla)... Partiendo de que algo de lucha real ha habido en todo esto, queremos hacer una crítica (más corrosiva que constructiva) a lo que está siendo el "fenómeno presista" para tratar de discernir entre lo poco que ha habido de lucha y comunicación real y lo mucho que ha habido de folklore o "lucha simulada". Sobre todo queremos hacer una mención especial a esa lucha y que a día de hoy se han convertido en parte importante del fenómeno presista.

¿Qué entendemos por "fenómeno presista"?

Para poner en situación, aunque probablemente sea más que conocida, haremos un breve resumen de lo acontecido. Antes de 1999 había algunas pocas personas y grupos que mantenían contacto (mediante correspondencia y visitas) con preses, pero fue a raíz de la primera Huelga de Hambre Indefinida (y colectiva) cuando se dio a conocer a todo el entorno-movimiento libertario (antiautoritario o antirepresivo) la situación en las cárceles.

Es evidente que a partir de entonces salieron como champiñones los grupos de apoyo a preses, las publicaciones repletas de comunicados y de direcciones de "compañeros preses" ... En bastantes ciudades se realizaron acciones de apoyo a les preses y en solidaridad con sus reivindicaciones. El lema fue: Su lucha es nuestra lucha!! Y eso estuvo bien... mientras hubo lucha, claro.

Desde entonces ha habido varios encuentros "anticarcelarios" en los que se ha podido divagar a gusto sobre nuestro papel en esta lucha y sobre cómo podiamos extenderla. Todo quedaba en una bien intencionada, pero abstracta, declaración de propósitos: difusión, coordinación y futuras cajas de resistencia.

La coordinación conseguida siempre ha sido la mínima, la extrictamente imprescindible para que todo el tinglado no se hundiese. Y a lo que hemos llamado coordinación no es más que el esfuerzo constante de contadas personas, que curiosamente son las que menos han hecho gala del estúpido protagonismo que tanto abunda ahí.

Y en cuanto a las famosas cajas de resistencia... se trató el tema, se especuló, se insinuó, pero se tuvo que recordar que de ello no se habla, SE HACE.

Lo que sí se logró fue la extensión-difusión de la pseudo-lucha, pero solo cuantitativamente (ningún avance cualitativo hemos apreciado). Fueron muchas las personas que empezaron a cartearse con compañeres (y no tan compañeres) que están prisioneres del odiado estado capitalista y opresor. Y muches, también, les preses que hicieron lo mismo con les nueves compañeres de la calle". Todes se convirtieron en "querides amiges" y se dijeron "salud compañere"… Pero, ¿y después qué?

Decimos lo de pseudo-lucha porque pensamos que escribir dos docenas de cartas al mes y hacer un par de visitas al talego no puede ser considerado como una lucha o enfrentamiento (con lo cual no estamos diciendo que deje de hacerse, sino tan sólo que no se pretenda hacer ceer que es esa práctica lo más subversivo y revolucionario que podamos hacer).

Además, muches parecen olvidar que se trata de una "lucha" parcial. No por ello queremos relegarla a un segundo plano, sólo queremos recordar que mientras haya Estado-capital habrá cárceles (aunque varíen o se transformen), mientras haya obsesión-alienación habrá preses (tanto dentro como fuera de los muros).

En los 80 fue la insumisión, en los 90 la okupación y, ahora es el presismo. Parece ser que en cada momento nos dejamos arrastrar por la lucha "que se lleva", como si de una moda se tratase, sin ser capaces de practicar nuestra resistencia-ataque en todos los frentes.

En su momento, desde los Colectivos, Grupos e Individualidades anarquistas no se planteó una estrategia de lucha anticarcelaria desde una práctica anarquista, nos dejamos llevar por las formas que más tarde configurarían el fenómeno presista.
Cuando hablamos de presismo no nos estamos refiriendo a la lucha contra las cárceles desde una óptica revolucionaria y desde una práctica tan real como radical, sino a todas estas prácticas, que ya son costumbres para muches, que se supone consisten en el "apoyo a les preses" considerado en abstracto. Es decir, que el presismo es aquello en lo que ha quedado reducida y desvirtuada la lucha contra las cárceles.

Algunas de las características que más nos llaman la atención de este apoyo presista son las que siguen:

Idealización, casi mitificación, de les "compañeres preses"

A parte de que muy poco criterio usamos al considerar a alguien compañere sin apenas conocerle (¿será que no suponen mucho para nosotres Ies compañeres o que, previamente, hemos vaciado de contenido el término?), hemos observado una progresiva idealización de quienes, desde dentro de las cárceles, protestan por las condiciones que la Institución Exterminadora les impone. Todo aquel cuyo nombre siga a un comunicado ya está en lucha. Todo aquel que pase un día sin comer o sin salir al patio también lo está. Y así, con la colaboración de nuestras imparables ganas de ir sumando, hemos confeccionado unas extensas listas de "preses en lucha", listas que son más ficticias que extensas porque cuando nos hemos puesto en serio a confirmarlas han aparecido más tachones que nombres.

Esta actitud de sumar adeptos a nuestra causa e idealizarlos es la herencia de la engañosa ley del número y la cultura de la masa. Para Ies marxistas clásiques y Ies neo-marxistas (también aún para muches ácratas), la clase obrera o el proletariado era aquel ente casi místico que, independientemente de lo que hiciese o cómo lo hiciese, era revolucionario en sí mismo y por naturaleza. Pues de igual modo, para Ies presistas, el prese en general, y "les compañeres preses" en particular, son sino revolucionarios, sí rebeldes por definición.

Claro que en las cárceles hay algunes poques compañeres anarquistas (y otres revolucionaries). También hay rebeldes, luchadores, atracadores... pero no son todes les que están, ni están todes les que son.

Estas confusiones han conducido hasta el hecho de inflar descaradamente (fuese la intención mejor o peor) las cifras de huelguistas participantes en la última huelga de hambre colectiva. Y aún queremos ir más lejos: ¿Dónde están les "luchadores irreducibles" que salen en "libertad"? ¿qué hacen? ¿de qué forma prosiguen la lucha y se solidarizan con sus "hermanes preses"? Cuantas palabras que se las lleva una simple brisa...

¿Hasta qué punto es rebelde o revolucionario quien atraca-roba- expropia para "vivir" a todo trapo (es que a todo se le llama Vida)? Sí, de acuerdo, no se vende por un sucio salario, no se prostituye ocho horas al día, ni cuatro. Puede conservar el odio al Estado (porque lo asocia a la cárcel), pero... el odio al capital es otro tema. Habladle de abolir el podrido dinero, pero a la vez tratad de darle alguna respuesta a cómo podrá entonces tener ese buen coche, buena ropa y buena fiesta, si no queréis que os mande rápidamente a la mierda.

El hecho de atentar contra la propiedad privada puede significar, de forma consciente o inconsciente, estar contra la desigualdad social, pero no podemos ser tan iluses como para pensar que siempre es así. Quizás se atenta contra la propiedad privada por no estar de acuerdo con la distribución actual de la misma (por querer más trozo del pastel), no por rechazar la propiedad, ni siquiera la desigualdad.

El pensar en conseguir la pasta necesaria para "montar un pequeño negocio y vivir de las rentas" no significa otra cosa que la aceptación o claudicación ante las ideas capitalistas.

Por nuestra parte tenemos claro que nuestres compañeres, preses o no, son rebeldes y anticapitalistas, de hecho o en potencia, pero no burgueses en potencia (aunque atraquen en lugar de trabajar). A estes les consideramos sin lugar a dudas nuestres enemiges, por triste y penosa que haya sido su vida antes y después de su paso por la cárcel.

Tantas ganas tenemos de ser más, que vemos anarquistas donde no les hay. Se es anarquista o revolucionario por convicción, no por conveniencia. Esto tan evidente y simple nos lo han tenido que recordar decenas de veces algunes amigues y compañeres que tenemos en las cárceles.

Nos hemos apropiado de una engañosa barita mágica que, simplemente por proximidad o contacto, va adjudicando la etiqueta de "anarquista" como si de un simple adjetivo se tratase. Como se vio que se iba un poco la mano y lo de las "masas anarquistas dentro de las prisiones" no se sostenía por ninguna parte, se optó por un término algo más genérico y fácil de otorgar.
Y así aparecieron las "masas de rebeldes sociales" que pueblan hoy las cárceles...

Idealización, casi mitificación, de les que apoyan a les "compañeres preses"

No solo les hemos puesto en un pedestal a elles, sino que nos hemos subido nosotres también. Hoy, para ser algo o alguien dentro del movimiento presista, tienes que escribirte con al menos tres de les preses más conocides y admirades (y, a poder ser, hacerte colega de elles), darte a conocer todo lo que puedas y no mandar menos de X cartas a la semana (no concretamos cifra porque dependerá de la fama del destinatarie en cuestión, algunas cartas valen por dos o, incluso, por tres).

De esta forma podrás participar sin problema alguno en las tertulias presistas (sea mediante reuniones o mediante cartas con otros "puntos de apoyo") y navegar por las páginas presistas sin temor a no saber de qué ostias están hablando. Todes sabemos quien es fulanite, en qué cárcel está y de qué cárcel viene. Poco a poco iremos descubriendo con quien se escribe cada cual, con quien puede verse y con quien no, y así, "trazando lazos de solidaridad", se va formando la gran familia feliz presista. Si no somos hermanes seremos primes, aunque sea lejanes. Todes tenemos cabida.

Así pues, les "solidaries con les preses" se constituyen en una categoría diferenciada (para algune incluso superior) de revolucionaries. No es dificil encontrarse con quien afirma que la "lucha contra las cárceles" es la lucha principal e indispensable porque la cárcel es la forma más clara de opresión por parte del Estado. Nos negamos a establecer jerarquía alguna entre las luchas, pues el sistema de dominio no reposa sobre un exclusivo pilar, y solo a través de un enfrentamiento global-integral tendremos posibilidades de acabar con lo que nos priva de la libertad que deseamos.

Fragmentando las luchas, especializándonos en una de ellas, y perdiendo la mirada en nuestro propio ombligo, muy lejos no llegaremos. No son poques Ies que han olvidado por completo los demás frentes, ignorándolos consciente o inconscientemente. Hay quien ya no espera la Revolución porque la HACE, pero también hay quien ni la espera ni la hace porque ya no sabe qué desea además de la abolición del FIES, la excarcelación de los enfermos terminales, el cese de la dispersión... ¿Qué harán si un día caen los muros porque el Estado deja de necesitar las cárceles para mantener el control? No hay libertad en las cárceles pero tampoco la hay fuera de ellas, así que o la conquistamos plenamente o no habremos derribado ni un solo muro.

Grupos ¿anarquistas? de apoyo a preses. ¿Anarquistas o, tal vez, asistencialistas? Este es con toda seguridad el punto más serio y a la vez el más triste, ya que, deja en evidencia la falta de criterio de Ies anarquistas para llevar a cabo una lucha con una teoría y, sobre todo, con una práctica tan propia como real.

¿Conocéis la historia de unes anarquistas que empezaron pensando que podrían luchar codo con codo con sus "hermanes preses" por la LIBERTAD y acabaron mandando recados, tarjetas de teléfono, giros y pasando comunicados?

Esa fue toda su lucha y sigue siendo la de muches.
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