SOBRE LA LUCHA ANTIFASCISTA

Ante el recrudecimiento de la actividad de los grupos nacionalistas, xenófobos, racistas, fascistas y nazis que se verifica en Europa, algunas Organizaciones libertarias han asumido posiciones y desenvuelto acciones que se sitúan completamente fuera del terreno de la lucha específicamente anarquista: la guerra social. Incluso, se ha dejado arrastrar al campo de la violencia meramente política, participando, conjuntamente, con fuerzas políticas democráticas y de izquierda, en luchas contra comicios, manifestaciones y otras acciones políticas de los grupos fascistas y neo-nazis.

Al concentrar sus esfuerzos en la lucha contra el “peligro fascista” y al participar en los frentismos políticos antifascistas, o sea, en luchas que oponen a los defensores del capitalismo democrático con los defensores del capitalismo fascista, las referidas Organizaciones libertarios se colocan en el campo de las luchas que se limitan a atacar los aspectos “excesivos” de la sociedad jerárquico-capitalista.

Estas luchas políticas, sobre todo las que se desarrollan en el ámbito de la violencia política, para hacerle el juego al propio fascismo, sirven para desviar a las clases más rebeldes de la juventud y del proletariado del combate anticapitalista y antiestatal, esto es, la única lucha que, en realidad, ataca la causa profunda del fascismo.


Por lo visto, ciertes libertaries no aprenderán bien las lecciones de la historia. ¿Aún no saben que fue la derrota de la revolución proletaria alemana la que volvió inevitable el ascenso de Hitler al Poder? ¿Aún no saben que sólo el desenvolvimiento de la Revolución Social podría haber evitado la victoria de Franco en la guerra civil española? ¿Será que aún no comprendieron que es la ausencia de perspectivas verdaderamente revolucionarias, o mejor, la franqueza de la lucha revolucionaria e internacionalista, a lo cual contribuye mucho el apoyo del “socialismo” estatal, lo que explica, en buena parte, el auge del nacionalismo y del racismo que atraviesa, hoy, una parte considerable del planeta?
En los períodos de profunda crisis económica y social, fenómenos como la xenofobia, el racismo y el fascismo tienden, naturalmente, a desenvolverse en el seno de todas las sociedades capitalistas. La lucha defensiva contra el “peligro fascista” que es, en el fondo, una lucha política a favor del capitalismo democrático, es impotente para frenar el ascenso del fascismo, porque las prácticas racistas y otras acciones de carácter fascista son armas contra-revolucionarias a las que el “Estado de derecho” también recurre forzosamente, para impedir la unión solidaria de todes les trabajadores del mundo entero y para combatir el desenvolvimiento de la acción directa de les explotades. Como demuestra la historia, han sido las democracias las que han preparado el terreno al fascismo. Para combatir eficazmente el fascismo, o dicho de otra forma, para luchar contra el fascismo sin caer en el reformismo, es fundamental tener presente la complementariedad que existe entre la acción de los agrupamientos fascistas y la actuación de varias instituciones de la democracia fascista (gobierno, partidos políticos, sindicatos reformistas, patronato, policías, etc…); es necesario tener presente que ambas son prácticas integrantes de la contrarrevolución capitalista. Así, es lamentable que muches libertaries franceses se preocupen tanto del Sr. Le Pen y sus secuaces y descuiden, sin embargo, la lucha contra la práctica nacionalista y racista del sindicalismo oficial. Es lamentable que participen conjuntamente con otras fuerzas democráticas en manifestaciones contra el viaje del Sr. Le Pen a esta o aquella población francesa, pero no se hayan movilizado para combatir las manifestaciones nacionalistas que la CGT francesa realizó contra el despido de trabajadores franceses en la industria del automóvil, manifestaciones en las que se pedía cerrar las fábricas de Renault en Portugal y en España.

En conclusión, podemos afirmar que la única lucha que ataca efectiva y consecuentemente al fascismo, es una lucha que también pone en causa a la democracia: la lucha internacionalista, antiestatal y anticapitalista. Así, les anarquistas que son coherentes con sus principios, no se dejan envolver en confrontaciones meramente políticas con los grupos fascistas y neonazis, como con cualquier otra fuerza política. El confrontamiento que pueden tener con les fascistas es indisociable de su intervención en la guerra social.

Por último, tenemos que decir que consideramos indispensable, para el desenvolvimiento del movimiento anarquista internacional, que sus componentes clarifiquen sus posiciones sobre la cuestión de la lucha antifascista. En nuestra opinión, el período histórico que atravesamos exige que el movimiento anarquista internacional se prepare para una ofensiva revolucionaria, lo que no se conseguirá siendo permeable a las influencias reformistas. Para nosotros, el movimiento anarquista no es el movimiento más izquierdista de la extrema izquierda política, sino un movimiento que lucha por una Revolución Social, internacional, libertaria e igualitaria.
Grupo “Os Revoltados” (FAI)
Traducido de “Terra e Liberdade” 1. 1991
Para ver correctamente esta página utilizar Mozilla Firefox