Lao Tsé significa Viejo Maestro, en japonés Roshi. En la historia de China, la legítima y que nos llega a través de los antiguos historiadores como Ssu-Ma-Ch'en y de los documentos que han resistido los embates de los siglos, sólo se encuentran unas muy pocas referencias sobre nuestro personaje. Su nombre de familia era Li y el comúnmente llamado de pila Erh proveniente de una peculiaridad de su oreja.
Escribía Lao Tsé bajo el seudónimo de Pai-Yang, y después de su muerte se le denominaba Tan (oreja disforme), porque posiblemente tenía algún defecto en las orejas.
De su hogar se sabe que estaba ubicado en un pueblo llamado Chu-jen-Li en la provincia de Li-Hsiang que se hallaba bajo el reino de Ch'u.
Pero estos curiosos nombres geográficos -Chu-Jen (gigante injusto), Li (mal diablo) y Ku (trabajo difícil)- son desconocidos. Solamente Chu aparece como nombre de una provincia en la época de la guerra interior.
En lo que respecta a la fecha de su nacimiento nada hay que pueda ayudar en fijarla aunque se estima que tuvo lugar en avanzada época del reino de Ch'u y durante el reinado de Wei-Lieh Wang o en los primeros años del que le siguió en la dinastía: Hsien Mang.
Si el nombre del lugar donde nació aparece en forma concreta, ello obedece al hecho de que figura en el célebre libro Shih-Chi (Anales Históricos), del reputado historiador Ssu-Ma-ch'ien, de la dinastía Han. Sin embargo, los nombres de pueblos y lugares aparecen bajo signos ideográficos usados en forma incorrecta y desgraciadamente, en consecuencia, poco dignos de crédito. Se puede, por otra parte, suponer que era contemporáneo de Confucio, ya que, según la crónica, Confucio visitó a Lao Tsé en diciembre del año 522 antes de nuestra era, pidiéndole su opinión y concepto sobre ética y moral. Después de la entrevista Confucio exclamó: ¡Lao Tsé es un dragón!.
Existe otra crónica que menciona el encuentro de Confucio con Lao Tsé cuando ya éste era el bibliotecario principal de los archivos de Loyi, mientras que, por otra parte, existen documentos que emplazan a Lao Tsé como habiendo vivido después de Confucio (551-479 a.c.) y antes que Mencio (371-306 a.c.).
Se dice que cuando Lao Tsé murió (fuera de China), los que asistieron a los funerales lloraban; entonces llegó uno de sus discípulos, que no lloró; alguien le reprochó su actitud, a lo que él respondió:
Lao Tsé no mereció influir a los hombres solamente con sus ideas, por eso lloráis; pero yo soy indigno de reverenciarlo profundamente.
En el monte Tai-Shan, en la provincia de Shan-Tung, hay un monumento dedicado a Lao Tsé, sin epitafio, sobre una inmensa piedra de forma oblonga.
Su único trabajo escrito es este libro, que comprende 81 capítulos. Se supone que Lao Tsé lo escribió a petición de Yin Hsi, guardián de la Puerta de Han-Ku (cargo muy importante en aquella época). Cuando el filósofo emprendió un viaje del que ya no habría de regresar, sus discípulos compilaron el libro y lo dividieron en dos partes -primer volumen y segundo volumen que comprenden respectivamente los capítulos 1-37 y 38-81. El primer capítulo comienza con la palabra Camino, y el segundo volumen con la palabra Virtud (Tao-Te-Ching). La obra original se compone de 5328 ideogramas chinos.
Posiblemente durante la compilación se cometieron algunos errores que dan lugar a ciertas diferencias insignificantes. El idioma chino es un idioma muy particular, que se compone únicamente de raíces y participios y especialmente en su estilo antiguo es de difícil comprensión.
Las transformaciones sociales ocurridas en dos mil años dan lugar a diferentes interpretaciones entre los que se han interesado por el “Tao-Te-Ching”. No obstante, todos coinciden en que las ideas de Lao Tsé acerca de la asimilación de la Naturaleza, conducen el espíritu a la busca de la convivencia humana en el universo y han aportado muchas enseñanzas a nuestra cultura.
El Taoismo (Camino de la Virtud) es considerado como la religión de Lao Tsé. Sin embargo no existe ninguna relación entre esta complicada doctrina y Lao Tsé; en primer lugar porque la misma apareció después de muerto nuestro pensador, y en segundo lugar porque Lao Tsé era lo que en términos modernos podemos llamar un materialista. Leyendo lo que Lao Tsé escribió nos podemos dar perfecta cuenta que nuestro filósofo odiaba la autoridad religiosa, la del Estado y la de la moral. La raíz del Taoísmo no puede, por ende, buscarse en el pensamiento de Lao Tsé, sino más bien a la presencia de ritos de la vieja China, y al oportunismo de los sacerdotes de turno que aprovecharon la fama ascendente que adquiría Lao Tsé para canalizar bajo el denominador común de Taoísmo las diversas tradiciones religiosas del pueblo, derivadas del Budismo, el Yi-King (Libro del Profeta de la Fortuna), ciertos preceptos ermitaños, la medicina empírica, la astrología y otros misticismos.
Hacia los años 126-144 a.c., durante la dinastía Han, Chang Tao Ling realizaba curaciones de enfermos en nombre de Lao Tsé, y la ascendencia de Chang Tao la heredaron sus hijos. El emperador reinante vio con simpatía cuanto Chang Tao realizaba, y, además de otorgarle su correspondiente título, favoreció la instalación de un seminario del Taoísmo en el monte Lung-Hu ubicado en la provincia de Chang-Si.
En esta forma, el Taoísmo fue prosperando y enriqueciéndose, y llegó a editar numerosos libros, como el “Tao-Tsang”, que es una imitación de los sutras budistas. Sus ritos y procedimientos son muchos y variados para que podamos enumerarlos en este breve espacio. Destaca, empero, su sistema natural de control respiratorio, que tanto influye en la salud y, también, la inmovilidad y la meditación, que sentado en el suelo se practica, tal como conocemos en el seno de la secta budista Zen.
Aún ahora, entre las masas populares chinas, la influencia del Taoísmo permanece vivamente profunda e influyente.
Algunos críticos dicen que los textos de Lao Tsé carecen de síntesis, parte de su libro está escrito en verso y parte en prosa, y que repite muchos temas; de ello deducen que Lao Tsé no ha existido nunca y que, por consiguiente, su obra es apócrifa.
Otros creen que Lao Tsé no era originario de China, y que posiblemente nació en Asia Central o en Turkestán, pues cuando salió de China pasó por Han-ku-Kuan en la frontera occidental. En China y en el Japón se han editado infinidad de libros acerca de Lao Tsé y del Tao-Te-Ching.
Los continuadores de las ideas de Lao Tsé fueron Chuang Tsé y Lieh-Tsé.
Chuang Tsé vivió en los años 371-304 antes de nuestra era. De sus escritos se han conservado 33 volúmenes, (17 Volúmenes Interiores, 15 Volúmenes Exteriores y 11 Volúmenes Diversos) con comentarios de Kuo-Hsiang. Posteriormente Chuang Tsé recibió el título honorario de Nan-Hua-Ching. Su obra consiste en ensayos breves a base de paradojismos en verso y de parábolas profundas de las que descuella una tendencia panteísta, al igual que las ideas de Lao Tsé.
Lieh-Tsé vivió alrededor del año 400 antes de nuestra era. Su obra, que consiste de 8 volúmenes, se titula “Ch'ung-Hsu-Chen-Ching”. Su primer contacto con las ideas de Lao Tsé lo tuvo gracias a Jin-Hsi, que tuvo un autógrafo del famoso filósofo en Hanku-Kuan.
Kuo-Hsiang y otros filósofos de la época escribieron comentarios acerca del “Ch'ung-Hsu-Chen-Ching”, libro que enriqueció las ideas de Lao Tsé añadiéndoles el principio del fatalismo.
Un libro digno de mención que trata del mismo asunto es el “C'ai-Ken-T'an” que consiste en una recolección de epigramas escritos por siete sabios, funcionarios del régimen que precedió a la dinastía de Han, que tuvieron que refugiarse en las montañas a continuación de una rebelión que tuvo lugar en la época. Los siete sabios organizaron un grupo llamado La Palabra Pura y escribieron alrededor de 550 poemas que tuvieron como tema principal las ideas de Lao Tsé.
Desde hace muchos años se ha traducido el libro de Lao Tsé un número considerable de veces, pero en muchas de las traducciones, incluso a partir del primer capítulo, existen interpretaciones erróneas del original. Mi maestro Shuten Inoue, que en su libro “Nuevo estudio acerca de Lao Tsé” compara las traducciones de James Legge, Liones Giles y Walter Gorn Old con su propia traducción, también en inglés, señala ciertos errores de interpretación.
Escribía Lao Tsé bajo el seudónimo de Pai-Yang, y después de su muerte se le denominaba Tan (oreja disforme), porque posiblemente tenía algún defecto en las orejas.
De su hogar se sabe que estaba ubicado en un pueblo llamado Chu-jen-Li en la provincia de Li-Hsiang que se hallaba bajo el reino de Ch'u.
Pero estos curiosos nombres geográficos -Chu-Jen (gigante injusto), Li (mal diablo) y Ku (trabajo difícil)- son desconocidos. Solamente Chu aparece como nombre de una provincia en la época de la guerra interior.
En lo que respecta a la fecha de su nacimiento nada hay que pueda ayudar en fijarla aunque se estima que tuvo lugar en avanzada época del reino de Ch'u y durante el reinado de Wei-Lieh Wang o en los primeros años del que le siguió en la dinastía: Hsien Mang.
Si el nombre del lugar donde nació aparece en forma concreta, ello obedece al hecho de que figura en el célebre libro Shih-Chi (Anales Históricos), del reputado historiador Ssu-Ma-ch'ien, de la dinastía Han. Sin embargo, los nombres de pueblos y lugares aparecen bajo signos ideográficos usados en forma incorrecta y desgraciadamente, en consecuencia, poco dignos de crédito. Se puede, por otra parte, suponer que era contemporáneo de Confucio, ya que, según la crónica, Confucio visitó a Lao Tsé en diciembre del año 522 antes de nuestra era, pidiéndole su opinión y concepto sobre ética y moral. Después de la entrevista Confucio exclamó: ¡Lao Tsé es un dragón!.
Existe otra crónica que menciona el encuentro de Confucio con Lao Tsé cuando ya éste era el bibliotecario principal de los archivos de Loyi, mientras que, por otra parte, existen documentos que emplazan a Lao Tsé como habiendo vivido después de Confucio (551-479 a.c.) y antes que Mencio (371-306 a.c.).
Se dice que cuando Lao Tsé murió (fuera de China), los que asistieron a los funerales lloraban; entonces llegó uno de sus discípulos, que no lloró; alguien le reprochó su actitud, a lo que él respondió:
Lao Tsé no mereció influir a los hombres solamente con sus ideas, por eso lloráis; pero yo soy indigno de reverenciarlo profundamente.
En el monte Tai-Shan, en la provincia de Shan-Tung, hay un monumento dedicado a Lao Tsé, sin epitafio, sobre una inmensa piedra de forma oblonga.
Su único trabajo escrito es este libro, que comprende 81 capítulos. Se supone que Lao Tsé lo escribió a petición de Yin Hsi, guardián de la Puerta de Han-Ku (cargo muy importante en aquella época). Cuando el filósofo emprendió un viaje del que ya no habría de regresar, sus discípulos compilaron el libro y lo dividieron en dos partes -primer volumen y segundo volumen que comprenden respectivamente los capítulos 1-37 y 38-81. El primer capítulo comienza con la palabra Camino, y el segundo volumen con la palabra Virtud (Tao-Te-Ching). La obra original se compone de 5328 ideogramas chinos.
Posiblemente durante la compilación se cometieron algunos errores que dan lugar a ciertas diferencias insignificantes. El idioma chino es un idioma muy particular, que se compone únicamente de raíces y participios y especialmente en su estilo antiguo es de difícil comprensión.
Las transformaciones sociales ocurridas en dos mil años dan lugar a diferentes interpretaciones entre los que se han interesado por el “Tao-Te-Ching”. No obstante, todos coinciden en que las ideas de Lao Tsé acerca de la asimilación de la Naturaleza, conducen el espíritu a la busca de la convivencia humana en el universo y han aportado muchas enseñanzas a nuestra cultura.
El Taoismo (Camino de la Virtud) es considerado como la religión de Lao Tsé. Sin embargo no existe ninguna relación entre esta complicada doctrina y Lao Tsé; en primer lugar porque la misma apareció después de muerto nuestro pensador, y en segundo lugar porque Lao Tsé era lo que en términos modernos podemos llamar un materialista. Leyendo lo que Lao Tsé escribió nos podemos dar perfecta cuenta que nuestro filósofo odiaba la autoridad religiosa, la del Estado y la de la moral. La raíz del Taoísmo no puede, por ende, buscarse en el pensamiento de Lao Tsé, sino más bien a la presencia de ritos de la vieja China, y al oportunismo de los sacerdotes de turno que aprovecharon la fama ascendente que adquiría Lao Tsé para canalizar bajo el denominador común de Taoísmo las diversas tradiciones religiosas del pueblo, derivadas del Budismo, el Yi-King (Libro del Profeta de la Fortuna), ciertos preceptos ermitaños, la medicina empírica, la astrología y otros misticismos.
Hacia los años 126-144 a.c., durante la dinastía Han, Chang Tao Ling realizaba curaciones de enfermos en nombre de Lao Tsé, y la ascendencia de Chang Tao la heredaron sus hijos. El emperador reinante vio con simpatía cuanto Chang Tao realizaba, y, además de otorgarle su correspondiente título, favoreció la instalación de un seminario del Taoísmo en el monte Lung-Hu ubicado en la provincia de Chang-Si.
En esta forma, el Taoísmo fue prosperando y enriqueciéndose, y llegó a editar numerosos libros, como el “Tao-Tsang”, que es una imitación de los sutras budistas. Sus ritos y procedimientos son muchos y variados para que podamos enumerarlos en este breve espacio. Destaca, empero, su sistema natural de control respiratorio, que tanto influye en la salud y, también, la inmovilidad y la meditación, que sentado en el suelo se practica, tal como conocemos en el seno de la secta budista Zen.
Aún ahora, entre las masas populares chinas, la influencia del Taoísmo permanece vivamente profunda e influyente.
Algunos críticos dicen que los textos de Lao Tsé carecen de síntesis, parte de su libro está escrito en verso y parte en prosa, y que repite muchos temas; de ello deducen que Lao Tsé no ha existido nunca y que, por consiguiente, su obra es apócrifa.
Otros creen que Lao Tsé no era originario de China, y que posiblemente nació en Asia Central o en Turkestán, pues cuando salió de China pasó por Han-ku-Kuan en la frontera occidental. En China y en el Japón se han editado infinidad de libros acerca de Lao Tsé y del Tao-Te-Ching.
Los continuadores de las ideas de Lao Tsé fueron Chuang Tsé y Lieh-Tsé.
Chuang Tsé vivió en los años 371-304 antes de nuestra era. De sus escritos se han conservado 33 volúmenes, (17 Volúmenes Interiores, 15 Volúmenes Exteriores y 11 Volúmenes Diversos) con comentarios de Kuo-Hsiang. Posteriormente Chuang Tsé recibió el título honorario de Nan-Hua-Ching. Su obra consiste en ensayos breves a base de paradojismos en verso y de parábolas profundas de las que descuella una tendencia panteísta, al igual que las ideas de Lao Tsé.
Lieh-Tsé vivió alrededor del año 400 antes de nuestra era. Su obra, que consiste de 8 volúmenes, se titula “Ch'ung-Hsu-Chen-Ching”. Su primer contacto con las ideas de Lao Tsé lo tuvo gracias a Jin-Hsi, que tuvo un autógrafo del famoso filósofo en Hanku-Kuan.
Kuo-Hsiang y otros filósofos de la época escribieron comentarios acerca del “Ch'ung-Hsu-Chen-Ching”, libro que enriqueció las ideas de Lao Tsé añadiéndoles el principio del fatalismo.
Un libro digno de mención que trata del mismo asunto es el “C'ai-Ken-T'an” que consiste en una recolección de epigramas escritos por siete sabios, funcionarios del régimen que precedió a la dinastía de Han, que tuvieron que refugiarse en las montañas a continuación de una rebelión que tuvo lugar en la época. Los siete sabios organizaron un grupo llamado La Palabra Pura y escribieron alrededor de 550 poemas que tuvieron como tema principal las ideas de Lao Tsé.
Desde hace muchos años se ha traducido el libro de Lao Tsé un número considerable de veces, pero en muchas de las traducciones, incluso a partir del primer capítulo, existen interpretaciones erróneas del original. Mi maestro Shuten Inoue, que en su libro “Nuevo estudio acerca de Lao Tsé” compara las traducciones de James Legge, Liones Giles y Walter Gorn Old con su propia traducción, también en inglés, señala ciertos errores de interpretación.
Otoño de 1957.
Taiji Yamaga
Taiji Yamaga