Sobre el lenguaje libertario

Está claro que toda ideología elabora un lenguaje propio, porque ésta se construye sobre unos conceptos que son su base y la alimentan. Dentro del anarquismo el cuerpo lingüístico es muy amplio y muy rico, pero, a la vez, muy necesario. La necesidad de continuar usando ese lenguaje es indispensable, ya que el hecho de cambiar el lenguaje implica también cambiar la esencia de los conceptos y, por tanto, la esencia del anarquismo. El claro ejemplo, por ser muy habitual, es el continuo intento de cambiar los conceptos axiomáticos al anarquismo para que “la gente nos entienda”, se habla muchas veces de lenguaje del guetto o de que hablamos muy raro o de que nadie nos entiende. Analicemos por partes:

ESCRIBIENDO COMO LOS DEMÁS


Que “la gente nos entienda” es un medio para alcanzar una finalidad: que la gente se haga partícipe de nuestra ideología. El problema surge cuando se toma el hecho de que la gente nos “entienda” como un fin en sí mismo. Y cuando se habla de que la gente nos entienda, no se habla de que entienda el anarquismo como tal, ni tan siquiera un concepto concreto, simplemente que entienda una de las manifestaciones que, por ejemplo, toma una táctica del anarquismo y/o del anarcosindicalismo dentro de los estrechos márgenes de la sociedad de consumo.

Es habitual el caso del boicot: para muchos parece que el boicot se reduce a “no comprar” eliminando así todas las connotaciones de clase y revolucionarias que tiene para reducirlas a un concepto del capital. El boicot deja de ser una forma revolucionaria para entenderse como una forma de “consumo responsable”.

Es en ese momento en el que se parte de la gente no como seres auto-activos y pensantes, sino, desde una perspectiva jerárquica y autoritaria, como individuos conformantes de un rebaño que se adhiere a cuestiones puramente puntuales y que no quedan fuera de lo establecido, nuestra tarea sería por ello, el “ofertar” nuestra ideología como una parte más de la sociedad actual, como una manifestación diferente de la sociedad del consumo, como un sencillo “pack” de consumo “para toda la familia”.

Porque importa más una parte breve del camino que la propia finalidad; en el caso del boicot, deja de importar la concienciación de clase que el hecho de presionar a una empresa, construyendo una forma de “consumo democrático”. Importa más un conflicto puntual que el conflicto general que lo genera, importan más las manifestaciones puntuales que el propio origen del problema; el Anarquismo ha dejado de ser radical, por aquello de ir a la raíz del problema para convertirse en una mera opción reformista del Sistema.

Y como bien decían unes compañeres no hace mucho: “Doscientos años de luchas proletarias nos han demostrado ya sobradamente que pequeñas victorias momentáneas son siempre para nosotres derrotas. (...) No se trata de buscar atajos que nos desvíen, sino de avanzar por la senda de nuestra reconstrucción como clase.”

HABLANDO COMO LOS DEMÁS

La necesidad de una estructuración diferente, exige un vocabulario diferente. Es seguro que palabras como asamblearismo, horizontalidad, federalismo o unanimidad son conceptos ajenos a gran parte de la gente, pero son conceptos propios que hemos generado nosotros mismos. Su puesta en práctica exige un vocabulario propio del que debemos sentirnos orgullosos. Porque surge como una necesidad intrínseca de la Organización y ésta depende del mantenimiento de esos conceptos: su esencia, utilidad y utilización.

Está claro que el mantener una Organización no jerárquica es algo poco usual, que a la gente le chocará y le parecerá extraño, pero este choque es axiomático a todo aquel que se pretenda revolucionario, porque lo contrario no significa sino la clara manifestación de que se está tomando un papel asumible por la sociedad jerárquica.

El problema no es tanto el uso de unos conceptos sino que esos conceptos sean entendidos claramente por quien los usa, porque lo contrario significa elevarlos a puras abstracciones, cosa que de ningún modo son. En el caso contrario, en el caso de que sean entendidos claramente, su uso es axiomático a la perpetuación del funcionamiento que nosotros mismos hemos elegido.

Lo que supone un grave error es estar a la espera de la aprobación de la gente de nuestro proyecto revolucionario, porque eso significa que nuestras Organizaciones no se construyen por nosotros mismos sino que lo son por entes ajenos a ellas, perpetuando los roles de mayorías y minorías inherentes a las sociedades autoritarias. El hecho de pretender reducir el lenguaje a lo que la gente “quiera oír” es la clara manifestación de un déficit en el trabajo, la extendida tendencia de buscar en partes ajenas a nosotros mismos los errores por nosotres cometidos. De pensar que la gente no entiende nuestros conceptos por otra causa ajena a que nosotres no los hemos trabajado lo suficiente y no les hemos dado la presencia que necesitan.

No partimos de que la gente sea tonta ni que sea “intelectual de izquierdas”, partimos de que la gente no es un ente abstracto que desconocemos; la gente somos nosotres mismes también, porque nosotres no nos situamos en ninguna tarima, nosotros no estamos en otro nivel superior, simplemente utilizamos unos conceptos propios que no queremos, bajo ningún concepto, perder, y sabemos que su presencia parten de una labor importante que debemos acometer de forma constante.

Nosotres, a diferencia de los auto-intitulados como “intelectuales del anarquismo” no creemos en una complicada doctrina ácrata, sino que defendemos el anarquismo como alternativa real, eficaz y actual para la humanidad, y creemos que los conceptos, las teorías y las conclusiones del anarquismo no son un constructo teórico abstracto, sino una puesta en práctica de un principio fundamental: la no jerarquización; actual, real y necesario.

ESCRIBIENDO DONDE LOS DEMÁS

La prensa burguesa

Ya hemos tratado esta cuestión en el Suplemento 5, Mayo de 2009. Creemos que es contraproducente el depender de medios ajenos. No sólo por el hecho de que muy probablemente no se publique lo que se le manda o dejen de hacerlo precisamente cuando ya se han convertido en fundamentales (“El fin no justifica los mass media”), sino porque entendemos que la propaganda y la repercusión del anarquismo ha de ser fruto de lo que él mismo ha conseguido.

Para nosotres no tiene ningún sentido poder abarcar toda una enorme ciudad, o llegar a un pueblo situado a cientos de kilómetros nuestro, si la única forma que tenemos de llegar a ello es por medios que nos son ajenos. Si no existe la posibilidad de real de abarcar esos contactos. “Quien mucho abarca, poco aprieta”. Nosotres creemos que el crecimiento ha de ser paulatino, progresivo y real, ajustado a las posibilidades propias del momento. Lo contrario, supone construir castillos en el aire.

Nos quedamos siempre con la expresión del compañero Rúa: “Hoy, con alguna mayor experiencia en el tema, ya conozco mejor los medios por los que un mosquito puede dar la impresión de ser un elefante”. Rechazamos la tendenciosidad de que el anarquismo se construya como una apariencia. Y nos parece muy adecuado traer a colación el artículo “Elogio de lo pequeño” aparecido en el periódico “cnt” de Julio de 2009 (nº 358).

La “realidad” virtual

En este caso en concreto nos queremos reducir únicamente a los foros, sobre el resto creemos que ya se trazaron las líneas generales en el artículo “¿Lucha? en Internet”, aparecido en El Fuelle Número 3. Alrededor de los foros se está generando una dinámica muy negativa sobre la que nosotres queremos posicionarnos. Partimos de la base de que todo el mundo comparte que el hecho de “ciber-militar” quita tiempo real de militancia, como primera dinámica contraproducente.

Por otro lado, nos gustaría mostrar nuestra posición sobre los análisis que se hacen en diferentes medios virtuales, convirtiéndose como están en medio habitual de crítica para nuestra actividad. El principal problema es la falta de identificación, no se sabe con certeza de dónde provienen las críticas, y no nos referimos a la identidad del usuario, sino al conocimiento de un realidad concreta.

Nosotros no creemos en el anarquismo como teoría abstracta, como ya hemos dicho, sino en él como respuesta a problemas concretos y reales. Si algo es común a todos estos programas, es la abstracción, obtener una teoría que posiblemente sea muy rica, interesante y atractiva pero que no sea real, que no tenga ninguna capacidad de aplicación porque está construida sobre situaciones irreales. Eso es lo que ocurre cuando se le empiezan a dar vueltas a un texto descontextualizándolo de la realidad que lo vio nacer: queda una teoría abstracta sin ninguna posibilidad de aplicación. Creemos que las teorías han de realizarse teniendo como base una realidad palpable, habiendo tenido un trabajo y una constancia que muy pocas veces (ninguna) se consiguen frente a un ordenador.


Juventudes Anarquistas de León (FIJA)
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