Acerca de la moral burguesa en nuestras Organizaciones

El debate acerca de "mantener las formas" está tomando cada vez una mayor relevancia en los medios libertarios, de modo que en muchos casos se rechazan ciertas posturas por la forma en que son expresadas y se da un mayor valor a aquellas en las que existe un lenguaje cuidado, muchas veces, independientemente de lo que se diga. Para nosotres este es un fallo muy importante y, aunque haya veces en las que existan cosas que pudieran estar de más, creemos que el respeto a les compañeres es algo mucho más profundo que unas palabras bonitas y una moral superficial e hipócrita.

Las organizaciones libertarias tienen una característica muy rica e importante, entre otras muchas: la capacidad de revocar acuerdos y cargos; la posibilidad de que las Asambleas de Grupo, en el caso de las específicas, o de Sindicato, en el caso de la anarcosindical, tengan en todo momento la capacidad de decisión, sin que el hecho de otorgar la capacidad de gestión a una serie de compañeres obstruya nunca a aquella otra. Lamentablemente, cuando se habla de la revocación de un acuerdo o de un cargo o de exigir el cumplimiento de los acuerdos libremente asumidos, muchas veces se da más importancia a la apariencia que a la realidad. Es decir, no importa tanto debatir la vigencia de un acuerdo sino el hecho de evitar que surjan debates que pudieran socavar en una pretendida unidad; debates que muchas veces pueden generar tensiones, máxime cuando hablamos de algunos temas trascendentales en nuestras Organizaciones.

Ahora nos preguntamos nosotres, ¿para qué estamos organizades? Porque si lo que queremos es evitar debates, no tenemos más que sumarnos a esa corriente política, porque no es otra cosa, de asumir los acuerdos tomados por una minoría (leáse toda esa serie de agrupaciones centralistas de todo el espectro político). Sin embargo, la realidad nos ha venido demostrando que el adoptar una actitud muy particular y propia nos obliga a cuidarnos continuamente de ciertas actitudes inherentes al Sistema y que son, o debería ser si somos sinceros con nuestro posicionamiento, ajenas a nuestras Organizaciones.

CUANTOS MÁS SEAMOS, ¿MEJOR?

Aparece entonces, obviando esta cuestión, la primera manifestación de la moral burguesa, trasladada al campo del proletariado por aquellos pseudo-revolucionarios que intentaron ver en la política la única forma posible de cambio social; aquella que intenta convencernos de que el número es fundamental. Posicionamiento que nos convierte a los militantes de nuestras Organizaciones en meros números, en meras estadísticas para arrojar una falsa apariencia. No hay situación más triste que ver como hay compañeres que están continuamente desesperados por la escasez de afiliación, porque en nuestras Organizaciones la única fuente positiva de crecimiento es la militancia.

El asumir una postura realmente revolucionaria no nos determina a adquirir de forma continua una preocupación por el número, sino, más bien, por la vigencia y continuidad de los Acuerdos, Principios, Tácticas y Finalidades de nuestra Organización, porque son éstos en realidad lo que nos convierte en lo que somos y queremos ser, independientemente de la adhesión de ingentes masas ajenas a nuestros postulados. Por desgracia, aquelles que han hecho suya la preocupación incesante por la cantidad de adherentes a una postura, han encontrado en la progresiva pérdida de los Principios, Tácticas y Finalidades la mejor forma de crecimiento. Esto les ha ido convirtiendo, a todas luces, en un barco sin destino, en algo que ya parecía pronosticar aquella sección de la prensa confederal "Buscando el norte".
Pero que nadie se lleve a error, que estemos por el mantenimiento real de nuestros Principios, Tácticas y Finalidades no significa que estemos en contra del crecimiento de nuestras Organizaciones, sencillamente estamos por el crecimiento en un único sentido, y ese crecimiento es lento y costoso pero real. Son, realmente, aquelles que abogan por el crecimiento a cualquier precio quienes nos alejan de nuestra Finalidad, porque nos convierten en Organizaciones de seguidismo, de delegación y en una falsa realidad. Nuestras Organizaciones son algo muy concreto y particular, esa es la esencia que las define y no otra, quien quiere andar con medias tintas tiene que tener muy presente que está construyendo otra cosa y, sobre todo, que el hecho de habernos cuidado de ciertas prácticas es lo que nos ha traído hasta aquí. Es por ello que situaciones complicadas, como por ejemplo procesos de depuración, no deben ser temidos, aunque en ocasiones conllevan inexorablemente una pérdida de militancia, sino considerados como un proceso necesario para continuar siendo lo que hemos elegido ser.

SOBRE LAS "BUENAS FORMAS"

Es comprensible que ante estas situaciones tan extremas, incluso en otras que menos lo son, surgen opiniones variadas sobre temas que muchas veces nos parecen trascendentales. Ante estas situaciones somos muches les que nos expresamos con claridad y, a veces, con contundencia. Se nos reprocha en esos casos, que hayamos dejado de mantener la formas, lo que supone la segunda manifestación de moral burguesa. Ahora bien, ¿qué es más preocupante?, ¿que haya compañeres que no cumplen los acuerdos? o ¿que haya compañeros que no se expresan "como debieran"?. ¿Quién establece cuál es la forma de respeto entre compañeres?, ¿qué es el respeto entre compañeres sino el cumplimiento de los acuerdos libremente asumidos?
Llegados a este punto, en el que se hace patente un incumplimiento de acuerdo, ¿qué forma de respeto cabe con aquelles que no cumplen con la Organización?. Recordamos la sentencia del Secretario de la Regional de Castilla y León y Cantabria de la CGT en la inauguración del monumento a Durruti: "El fascismo es intolerancia y el anarcosindicalismo intolerancia". Varios comunicados de respuesta sentenciaban que el anarcosindicalismo, y todo el Movimiento Libertario desde nuestro punto de vista, no encuentra en la tolerancia su principal característica. Nos sumamos a ellos, creemos que la principal característica del Movimiento Libertario ha sido el mantenerse firme en los acuerdos emanados de los respectivos comicios de sus Organizaciones, lo que significa actuar tagantemente contra todo aquel que se oponga, bien sea desde dentro o desde fuera. La historia nos demuestra que las páginas más lamentables del Movimiento Libertario español han devenido de los incumplimientos de sus Principios y Tácticas, téngase por ejemplo la entrada en el Gobierno de la República en 1936, fiasco que supuso la culminación del proceso frente-populista y el comienzo de la política contrarrevolucionaria, continuado más tarde por los sectores socialistas y marxistas. Todo esto que estamos exponiendo queda demostrado cuando se comprueba la evolución de la CGT o de aquellos colectivos libertarios que se integran, de una u otra forma, con sectores autoritarios de la izquierda Sin embargo, las actitudes más contundentes que se realizaron contra aquelles que pretendían culminar el proceso contrarrevolucionario en Barcelona de 1937 o las que se llevaron a cabo para defender el Patrimonio Inmueble y Documental de la CNT contra los escicionistas no son mal vistas en nuestras Organizaciones. Al igual que no se ve de forma negativa la gran parte de acciones que se realizan con motivo de conflictos laborales o sociales contra sus principales promotores: políticos, empresarios o sindicalistas profesionales. Y no se hace porque es patente que cierto grado de contundencia es necesario en algunos momentos de conflictividad. Pero no nos equivoquemos, nosotres no defendemos que el fin justifica los medios; eso lo hacen aquelles que no dudan en saltarse los acuerdos para crecer no se sabe muy bien en qué dirección. Insistimos en que para nosotres la palabra "compañere" es una palabra cargada de significado, nosotres no consideramos compañere a una persona porque esté en nuestra misma Organización, sino sólo si lo hace asumiendo los acuerdos emanados y poniéndolos en práctica. Y esa es la forma que nosotres tenemos para respetar a nuestres compañeres: andando juntes por el camino que nos hemos marcado. No queremos sonrisas ni aplausos vacíos de contenido y revestidos de hipocresía. Nuestra actividad se construye con sinceridad; para nosotres la identidad de nuestras Organizaciones está por encima de cualquier auto-reconocimiento individual. Porque la moral y el respeto burgueses se construyen sobre esas formas hipócritas, en las que el reconocimiento está preconcebido. Sin embargo, la citada posibilidad de revocar los acuerdos no da por sentado nada, sino que lo somete a todo a la experiencia. Quienes evocan al respeto sólo buscan una forma de reconocimiento individual que poco tiene que ver en nuestras Organizaciones, vienen únicamente a buscar protagonismo y comodidad. Decía hace unos años un compañero de la CNT que "aquí se viene a dar mucho y a recibir poco o nada". Y son esa experiencia y esa posibilidad las piedras angulares de las Organizaciones antiautoritarias. El respeto en nuestras Organizaciones no está en formas sutiles de redacción o expresión, sino en el cumplimiento y puesta en práctica de los acuerdos emanados de los respectivos órganos de decisión.

SOBRE DELEGAR Y DEJAR HACER

A veces, se da a entender en nuestras Organizaciones que la acción directa es un todo o un fin en sí mismo y que da igual lo que se haga siempre que lo haga uno mismo. Así, en ocasiones, se habla de acción directa cuando es uno mismo el que recurre a los medios burgueses: medios de comunicación, jueces o abogados... Parece que todo lo que sea "hacer", está bien y el entrometernos en ello es un acto autoritario o vanguardista. Sin embargo, entendemos que la acción directa no es una Táctica independiente sino que va unida, inexorablemente, a los Principios. Así, mientras Organizaciones que se presentan a formas de delegación, leáse elecciones políticas o sindicales, se habla de acción directa lo único que se está haciendo es demagogia cuanto menos y marketing electoral como mucho.
La acción directa no implica, únicamente, el poner los acuerdos en marcha por une misme, sean del tipo que sean y del ámbito que sean; sino además constatar que esos acuerdos son cumplidos en el resto de ámbitos. En Organizaciones como las nuestras, en las que no existe ningún Comité decisorio ni ejecutor, corresponde a cada une de nosotres el asegurarnos de que existe respeto a esos acuerdos. No es precisamente el Movimiento Libertario el que se construye a través del famoso "laissez faire", tercera forma de moral burguesa, los acuerdos tomados libremente son para su cumplimiento obligatorio, eso sí fuera de eso existe plena automía. El federalismo es la unión libre, pero también la desfederación en libertad. El incumplimiento de los acuerdos sólo supone una forma encubierta de revisionismo cobarde y manipulador.

SOBRE EL HEDONISMO COMO FORMA
CONTRARREVOLUCIONARIA

En línea con lo expuesto anteriormente, se trasladan algunas actitudes inherentes a un sistema de explotación atroz y deshumanizado. Así actitudes que en los puestos de trabajo son comprensibles, como la pereza o el escaqueo, se acaban entendiendo como positivas dentro de cualquier contexto. Y de este modo, cualquier forma de esfuerzo dentro de nuestras Organizaciones es entendido de forma negativa. Es la aparición de una cuarta manifestación de la moral burguesa, la del inmovilismo y la comodidad. Sin embargo, el sólo hecho de militar en una Organización, conlleva cierto grado de entrega, esto es, de sacrificio. No somos defensores del hacer por hacer, sin parar a reflexionar. Pero tampoco somos de aquellos que piensan que la militancia se debe parar al menor síntoma de complicación. Entendemos que el hecho de actuar en una Organización puede estar condicionado a multitud de factores, pero nos negamos a que todos ellos sirvan de excusa para detenernos. Para aquelles que consideran que el sacrificio es una intromisión de la teoría cristiana en el Movimiento Libertario, no tenemos más que decirles que el hecho de estar dentro del Movimiento Libertario ya supone una forma de sacrificio: dar sin esperar nada a cambio, a nivel estrictamente individual. No sabemos muy bien dónde queda la frontera del "sacrificio anarquista" y el "sacrificio cristiano"; porque la entrega a veces se tiene que hacer en circunstancias adversas. La única diferencia entre ambos sacrificios, es que mientras uno se hace para una teoría abstracta, el otro, el nuestro, se hace por un principio básico de nuestras Organizaciones: la solidaridad. Creemos que este es momento de reforzar los valores que mantuvieron fuertes nuestras Organizaciones, esto es el compromiso con los acuerdos y su puesta en práctica.


Juventudes Anarquistas de León (FIJA)
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