De Grupos y Federalismos

Dentro del ambiente libertario en la acutalidad, hay varios temas que, no por el contenido en si, sino por las tensiones generadas entre los partidarios de unas y otras tendencias generan o acaban generando variadas “luchas internas”. Uno de ellos es el debate entre federalismo “formal” e “informal”, que es el que me ocupa en estas líneas.

Lo primero que intenté fue buscar una definición breve de cada una de ellas y así poder entablar un primer contacto. Encontré facil buscar una definición del modelo libertario clásico ya que sería suficiente con echarle un vistazo a los principios, tácticas y finalidades de una organización como la FAI para hacerse una idea. Sin embargo, cualquiera que trate de hacer esto respecto al federalismo informal se encontrará con que se ha equivocado siquiera al intentar buscarla, pues parte de la idea es que no tenga por qué estar determinado por escrito (y por lo tanto no está o no debería haber ningún acuerdo en firme).

A nivel de grupos la informal puede definirse como la federación libre de individuos a partir de una afinidad ideológica, de carácter asambleario y anarquista; y la formal como la federación libre de individuos a partir de una afinidad ideológica, de carácter asambleario y anarquista. Hasta este punto no encontré mucha disparidad.

A nivel de federación entre grupos, el modelo formal tendría una estructura que define las reuniones y los cauces de comunicación, que sería la base para que los grupos participaran por igual en la federación y pondría en práctica el modelo organizativo de la sociedad que se busca.

En el caso del informal, no existe tal estructura y cada uno puede hacerse su propia idea de como puede ser la interrelación entre grupos sin más unificador que los principios anarquistas1.

LA FEDERACIÓN INFORMAL A GRAN ESCALA

Según algunos partidarios de esta forma de federalismo aplicada a la federación entre grupos, es igual de efectiva (o más efectiva según a quién se le pregunte) que la formal y se basaría simplemente en el hecho de que conociendose bien no hace falta que haya nada escrito que defina esa relación ante la suposición de que todos parten de los mismos principios. Esto según algunos es extrapolable a las relaciones entre distintos grupos, por el simple hecho de que un miembro “conozca bien” a algún miembro de otro grupo ya que supuestamente esa cadena de confianza que es propia de la cara interna de cada grupo es, según ellos (y no se si infinitamente) reproducible sucesivamente. Dicho de forma más práctica sería que: Yo estoy en un grupo (A) en el que conozco bien a un compañere, que es afin con otro de un grupo (B), que a su vez conoce bien a un compañero de su grupo que conoce a otro de un grupo (C), resultado: yo tengo afinidad con el grupo C.

Este razonamiento puede llegar a parecer correcto2 y de hecho es posible que sea cierto, pero lo sería de forma bastante azarosa debido a que puede, aun existiendo una afinidad en funcionamiento, que los principios que uno y otro considera fundamentales no coincidan. No creo que haga falta que me alargue sobre esto para decir que abre la puerta (aunque no es que lo implique per se) a principios esencialmente diferentes y a tácticas radicalmente opuestas3.

Esta forma de organización sería una especie de híbrido extraño entre la forma organizativa de los grupos “autónomos” y la pretensión extensiva de las federaciones y confederaciones libertarias. Extraño porque parte de una interpretación del federalismo libertario que lo considera obstáculo para la actividad del grupo para convertirlo en algo extensivo, que sería para los primeros un estorbo a la actividad.

LA “FEDERACIÓN” INFORMAL A PEQUEÑA ESCALA

Sería la que implicaría sólo a un grupo aislado, también llamado “autónomo” que practicaría el federalismo de forma puntual y fundamentalmente a nivel local, donde se puede conocer de primera mano la actividad de unos y otros y se hace más viable una coherencia de principios y medios sin partir de un pacto federativo. No cosiderarían prioritaria la Organización de los grupos sino la actividad inmediata, cada uno en su ámbito de actuación partiendo de que si cada uno actúa en su ámbito no es necesaria ninguna estructura organizativa que los interrelacione.

Tendrían pues una actividad parecida a la de los grupos federados formalmente, salvo por el trabajo que han de realizar las organizaciones formales para fines meramente organizativos y no productivos en sí mismos.

Siguiendo esta manera de organizarse se suelen formar todo tipo de luchas parcializadas del tipo del ecologismo, el presismo o la liberación animal aunque esto no es exclusivo de los grupos autónomos.

LA FEDERACIÓN FORMAL PARA LUCHAS PARCIALES

Se dan casos de luchas parciales también dentro del modelo formal de Organización Anarquista, como puede ser el caso de la FEL (Federación de Estudiantes Libertarios) o la Cruz Negra Anarquista, organizaciones que tienen su estructura organizativa, pero en cuanto a los medios y los fines difieren de organizaciones libertarias como son la FAI y la FIJA en cuanto al ámbito, ya que se centran en un problema en concreto, construyendo entonces una organización de grupos dedicados exclusivamente a éste y también, por qué no decirlo, ligada al estatus en que se encuentre; siendo por tanto manipulable y desmovilizable4.

No hay pues grandes diferencias en las posibilidades de uno y otro sistema hasta este punto, salvo que, siendo realistas digamos que para una federación informal es harto improbable llegar a crear una red federativa amplia para la que el federalismo formal está pensado, es decir, más allá del nivle local. En contrapartida en el sistema informal no se necesita un nivel mínimo de conpromiso y militancia dedicada a tereas meramente organizativas (es decir, para “estar ahí”5).

Sin embargo si que hay varios aspectos que me parecen negativos sobre la organización informal, tanto a nivel de grupo como entre grupos.

CUANDO LA EXPERIENCIA ES JERARQUÍA

La experiencia siempre aporta o puede aportar cierta superioridad al individuo, especialmente frente a la inexperiencia grande de otro y puede permitirle, dándose el caso, el manejar un debate, una asamblea e incluso manipular el pensamiento o las actitudes del inexperto. Eso casi siempre suele ser posible, pero es, por suerte, algo transitorio a la espera de que el saber de lo aportado por la experiencia se compartan, para lo que han de ponerse en práctica todos los medios que sirvan a tal fin.

Este es, una de las funciones de unos estatutos o un pacto asociativo, el poner a disposición de forma clara lo que se ha acordado en consenso en base a la experiencia de los que lo acordaron. Se puede, y de hecho así es como realmente se aprende, obtener los conocimientos directamente a través de la mejor herramienta que es el debate, pero siempre es más justo que todos tengan las mismas oportunidades de conocer de manera más o menos exacta las conclusiones a las que se ha llegado, no sólo desde el tiempo en que se participa directamente sino también de lo que se trató en el pasado. De lo contrario quedan principalmente trés opciones, o que los grupos sean complentamente cerrados y por lo tanto no haya nadie a quien formar; que todos los debates hayan de repetirse ante la entrada de alguien nueve en el grupo, cosa en la práctica imposible de realizar; o que los miembros del grupo con más experiencia se encargen de dictar lo que saben ante cada situación nueva que se encuentre le novate. Estas son cosas que también se pueden dar en una organización formal pero a mi entender es mejor darle a alguien la posibilidad de leer y no solo la posibilidad de que te “fría” a preguntas (cosa que a nadie gusta hacer).

EL EGO DE ALGUNO, EL RECHAZO DE MUCHOS

En las organizaciones formales no suele haber sitio para el grandionismo personal ni el control de la organización por parte de una persona pues cuando las asambleas funcionan bien son éstas las que asumen todo las decisiones sobre el funcionamiento y se pone en relieve cualquier intento de restar poder de decisión a la misma, ya sean comités con afán ejecutivo aparecidos de la nada y formados paraleleamente a la asamblea o comisiones que no respondan ante nadie y acaben estando por encima de la organización.

Por lo tanto, alguien que pretenda convertir una organización libertaria en su grupo personal de admiradores o seguidores lo tendría bastante complicado. Mejor le podría salir formarse su propio grupo en el que conozca a todo el mundo y pueda aprovechar su condición de “ventaja” táctica para convencer a los demás, o dicho de otro modo: manipular conciencias y asi ganar seguidores.

Pero este no es, por supuesto, el punto importante que juega la organización formal, sino un simple apunte circunstancial relacionado con el hecho de que los acuerdos de la organización dan ciertas garantías de igualdad entre todos los que la integran. El punto que creo principal, por ser la principal diferencia, en pro de la organización formal, es la cordinación de las acciones a gran escala, ya que si bien puede parecer engorroso el trabajo orgánico u organizativo, no es comparable con los beneficios que aporta en el ámbito del que hablamos, ya que muy dificil (o imposible) sería poner la maquinaria en funcionamiento sólo cuando hace falta. Lo que menos se comprende en cualquier caso es el atacar (por la espalda) a las organizaciones formales por el hecho de serlo.

Este artículo seguramente esté incompleto y contenga alguna incorrección, cosa lógica dado el poco tiempo libre que he podido dedicarle. Espero, sin embargo que pueda ser usado como punto de partida para debates positivos y no para alimentar la crítica por deporte que nada aporta.

“Y es que había un tipo que se dio cuenta de que si al nadar en el río no encontraba en su camino más que solidas rocas era porque se había equivocado, pero si lo que encontraba era lo que coloquialmente se viene a llamar “mierda”, era porque alguien estaba “echando mierda”.

No, no es bueno echar mierda al río, -pensó- a quien molesta es a quien quiere nadar y al que acaba jodiendo es a quien necesita nadar”

Esseu
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