Evolucionando el Anarquismo hacia la Anarquía

Continuamos con el debate que ha surgido en torno a los posicionamientos antiespecistas, conformando el presente artículo el cuarto a este respecto1. Para ello, vamos a hacer algunas apreciaciones primeramente al artículo Antiespecismo, ¿Evolución hacia dónde? para luego pasar a contestar a una serie de interrogantes que hacen les autores del mismo.

SOBRE EL PROTOANARQUISMO

Seguimos en la postura de que el anarquismo ha sido algo prácticamente inherente a la historia de la humanidad. En nuestro primer artículo al respecto citábamos la obra Metamorfosis de Ovidio. Cuando nos referíamos a ella hacíamos mención en particular al siguiente párrafo: “Primero surgió la Edad del Oro, en la que de forma espontánea, sin defensores y sin leyes, se respetaban la rectitud y la lealtad. No existían el castigo ni el miedo, no se leían palabras de amenaza grabadas en tablas de bronce, no temía las palabras del juez una muchedumbre de suplicantes, sin que nadie los defendiera estaban protegidos”2. Esto para nosotres es algo más que la tendencia natural hacia la libertad y la igualdad, sino que supone una clara apología a una sociedad antiautoritaria, leáse con detenimiento, si no, las sentencias “sin defensores y sin leyes” o “no existían el castigo (...), no temía las palabras del juez”. Toda forma de autoridad conlleva, de una forma u otra, una necesria forma de legislación y sometimiento que Ovidio, de forma idílica describe en este pasaje. Siempre hemos defendido el no separar, en el seno del anarquismo, la teoría de la práctica. En un breve ensayo3, se dice que “primero es la acción, luego el hecho”. a este respecto, nosotres queremos considerar todas estas manifestaciones, algunas de ellas recogidas en un breve texto de Víctor García4, como parte conformante de la historia del anarquismo. Cuerpo práctico que le da sentido y validez a las teorías anarquistas que son recogidas a partir del siglo XVIII o XIX, como bien señalan les compañeres.

SOBRE EL VEGETARIANISMO EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

Estamos en contra de lo enunciado en el último artículo sobre que la liberación animal es un concepto que surge en el último tercio del siglo XX. Es más, en nuestro anterior artículo hacíamos mención a una sentencia (“Preocuparos que vuestro estómago no sea un cementerio”) que para nosotres era bastante esclarecedora. Creemos que dentro del movimiento naturista había una serie de corrientes y que dentro de la vegetariana, muchos individuos no comían carne no sólo por preocupaciones de salud, sino además por preocupaciones de armonizarse con la naturaleza.

En el estudio “La vuelta a la naturaleza” de Josep Maria Roselló, se hacen variadas referencias al respecto. Así se dice: “Se vive de acuerdo con la ley natural mediante actitudes constructivas que no son el matar para comer, destruir plantas, martirizar a los animales, talar bosques, ni albergar sentimientos de odio o ser violento o egoísta”, refiriéndose al escrito “La religión de la naturaleza” del Doctor Eduardo Alfonso, escrito en 1924. Sigue enunciando ejemplos Roselló, como por ejemplo el del naturista Ángel Rico que en 1932 escribía un artículo, bajo el nombre “Crisis mundial” en el que defendía una armonía con la naturaleza, criticando espectáculos como los toros; critica a la que ya se había sumado la propia revista Helios en septiembre de 1922.

Carlos Brandt escribió en 1909 “El vegetarianismo”, en el que desarrollaba, entre otros aspectos, según Roselló, un argumento moral en defensa del vegetarianismo: “Al considerar que matar animales para consumir su carne es el acto más inmoral por dos razones: que todos los animales somos una misma familia y que la destrucción de una vida nos separa del medio natural, al atentar contra la ley de conservación de la vida”.

¿Cuál es, entonces, ese error de fondo que nos achacan les autores?

SOBRE EL APOYO MUTUO DE KROPOTKIN Y OTRAS REFERENCIAS A LOS CLÁSICOS DEL ANARQUISMO

Es un poco paradigmático que se intente justificar el antiespecismo a través de los escritos clásicos del anarquismo, cuando precisamente estamos defendiendo que en la literatura anarquista clásica no existían tendencias hacia éste.

No podemos menos que afirmar que “El Apoyo Mutuo. Un factor de la evolución” es una obra especista, es decir estudia las relaciones de sociabilidad entre los animales de una misma especie, pero no hace mención, o no al menos de forma pormenorizada, a las relaciones entre animales de diferente especie. Sin embargo, Kropotkin, como citaban los compañeros de la FAI portuguesa5, es un autor mecanicista y esto implica que su trabajo no era una obra absoluta, como hizo por ejemplo el propio Marx, sino que la consideraba una base científica que debería evolucionar con el avance de la propia ciencia. Y esto es una cuestión que Kropotkin deja claro en su obra póstuma, la famosa e inacabada “Ética”.

No estamos diciendo nada de lo que el propio Kropotkin no tuviera claro, y así lo reconoce en su “Ética”: “Sin pretender quitar importancia al hecho de que la enorme mayoría de los animales vive devorando otras especies del mundo animal o géneros inferiores de la misma especie, afirmaba yo que la lucha en la naturaleza está limitada a la lucha entre las especies, pero que dentro de cada una de ellas, y a veces dentro de grupos compuestos de varias especies de animales que viven en común, la ayuda mutua es una regla general”.

Pedro Gori afirma, en su ensayo “Las bases morales de la Anarquía” que “la evolución procede de las formas más brutales de lucha a las tendencias más elevadas de solidaridad. (...) Cada etapa decisiva en el camino de la civilización señalose como con un desarrollo cada vez mayor de este sentimiento que enlaza las fuerzas y los espíritus humanos en lucha sobre un terreno siempre más más vasto, de la tribu a la ciudad, de la ciudad a la región, de la región a la nación y de ésta, en un mañana irrevocable, a la humanidad entera”. Estamos, una vez más, y como no podía ser de otro modo, ante un análisis especista, pero, de la misma manera, ante una análisis “de base”: Gori en su obra no hace otra cosa que hablar de la evolución moral del ser humano, y no puede ser por tanto, al igual que el anarquismo, una obra absoluta y acabada.

El Anarquismo clásico no hizo nada definitivo, en eso consiste el Anarquismo; no podemos limitarnos a trasladar a los clásicos sino avanzar en su investigación y su lucha. La evolución del Anarquismo no es sólo necesaria, sino que es, además, su propia esencia.

Todavía nos queda mucho que decir sobre los “antiespecistas” de hoy en día.


Juventudes Anarquistas de León (FIJA)
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